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Resumen
Fue hacia finales de la década de los sesenta cuando empezó a utilizarse el término globalización. En ese entonces se recurrió a la noción de lo global para destacar las profundas transformaciones sociales e internacionales a que estaban dando lugar los cambios tecnológicos y comunicacionales.
En la década de los ochenta el término se utilizó preferentemente entre los académicos y estrategas gerenciales anglosajones para dar cuenta de las nuevas formas de gestión de las firmas multinacionales en un contexto en que aumentaba la liberalización y la interdependencia económica. No fue extraño, por lo tanto, que en los noventa el término comenzara a popularizarse a partir de la voz inglesa, es decir, como globalización y no como mundialización. Como lo recuerda Armand Mattelart, en inglés el término global es sinónimo de holístico. A diferencia de la palabra mundialización, tal como existe en diversas lenguas latinas, que hace referencia a una dimensión geográfica del proceso y a una determinada forma de territorialización, en inglés remite explícitamente a una filosofía globalizadora, es decir, a la idea de una unidad totalizante o unidad sistémica. La empresa global es una estructura orgánica en la que cada parte está destinada a servir al todo.1 En este trabajo utilizaremos el término globalización en lugar de mundialización, por cuanto el primero sugiere totalidad, agregación e inclusión, características inmanentes de los procesos que definen el mundo actual.