Cómo citar
Martínez, D. L. (2011). Cine y blues - Doce compases en treinta y cinco milímetros. Revista La Tadeo (Cesada a Partir De 2012), (76). Recuperado a partir de https://revistas.utadeo.edu.co/index.php/RLT/article/view/36
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Resumen

Todo tiene que ver con viajar. El blues y el cine permiten eso, un viaje imaginario a través de las sensaciones que producen el oído y la vista, mezclándose en el trazo de un camino que se recorre para llegar a algún lugar en particular, en donde generalmente el espectador se encuentra con él mismo.

Para lograr ese encuentro, el blues se vale de la música y de la letra. Con tres acordes y estrofas de tres frases, cada una compuesta por doce sílabas, las canciones de blues se encargan de narrar situaciones llenas de tristeza por un lado, de melancolía, pero también, por otro lado, de alegría. Son acontecimientos en los cuales está inmersa la identidad de una raza que, en un momento, se atrevió a contarla y a cantarla al mundo.

Al comienzo de la historia del blues, los cantantes iban de pueblo en pueblo narrando las aventuras de ladrones de bancos, asesinos que escapaban de la ley, inundaciones, en pocas palabras eran una especie de noticiero parlante. Esas historias se fueron convirtiendo en canciones que cambiaron de texto con el paso del tiempo, acomodándose a las épocas y llenándose también de muchos de los mitos y leyendas con que la cultura del blues ha contado: brujería, pactos con el diablo, trucos para tener buena suerte. Estas temáticas también

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